A
veces nos gana la nostalgia y perdemos la objetividad al volvernos a encontrar
con un ser querido de nuestro pasado. Lo
hemos echado tanto de menos que nos llenamos de gozo y todo nos parece
extraordinario, aunque quizás no lo sea tanto. Otras veces nos pasa lo
contrario: hemos extrañado por tanto tiempo algo y lo idealizamos al extremo
tal que cuando nos lo topamos de nuevo, ya no nos sorprende y no llena nuestras
expectativas, aunque quizás no es tan malo.
Este
par de reacciones son con las que me he encontrado en foros y redes sociales
ante la más reciente aventura de Goku en “Dragon Ball Z: La batalla de los
dioses”. Por un lado tenemos a los que dicen que es fantástica, que qué padres
chistes, que qué bonita animación y que es una gran GRAN película y que todos
los que la atacan ni han de ser verdaderos fans de Goku y sus amigos. Por otro
lado tenemos a los que dicen que es la peor bazofia en la historia, que para
hacer eso mejor ya ni hubieran hecho nada, que se traicionó la esencia de los
personajes y que no vale la pena pagar un boleto por una película tan pero TAN
MALA.
Yo
pienso que, como dice el dicho: “Ni tanto que queme al santo pero ni tan poco que
no lo alumbre” Pero primero déjenme hacerles una aclaración personal: no soy,
ni de cerca, el más grande fan de Dragon Ball que existe. Con decirles que
tengo un par de primos y de amigos que aman más Dragon Ball que yo y que saben
sobre DBZ mucho más que yo. PERO, sí vi casi todo Dragon Ball (cuando Goku era
niño) y todo Dragon Ball Z y disfruté mucho esas series como niño y
adolescente. ¿A qué voy con esto? A que mis comentarios quizás son un poco más
objetivos y menos apasionados que los de aquellos que mencioné en el párrafo
anterior.
¿De
qué trata la película? Pues se trata de la llegada a la Tierra de un dios
llamado Bills. Este dios, que me recuerda un poco al dios egipcio Anubis cuando
lo veo, posee un BESTIAL poder de pelea y disfruta de destruir planetas. Lo
acompaña su asistente Wiss. Ambos viajan a la Tierra en busca del mítico “dios
Súper-Sayajin”: un ser con un poder de pelea suficiente para ser un rival digno
de Bills. En la Tierra todos los guerreros Z están reunidos por el cumpleaños de
Bulma. Y la fiesta de Bulma es el escenario en que se da la batalla entre Bills
y los demás guerreros, que buscan salvar a la Tierra de su completa destrucción.
Como
ya es costumbre empiezo con los puntos positivos: 1) El doblaje está muy bien
hecho. Fue una grata experiencia volver a escuchar a Mario Castañeda como Gokú,
a René García como Vegeta, a Carlos Segundo como Piccolo, a Eduardo Garza como
Krillin, a Luis Alfonso Mendoza como Gohan, a Patricia Acevedo como Milk o a
Rocío Garcel como Bulma. 2) La animación se ve muy bien. No abusaron haciéndola
completamente computarizada, se ve como la animación original pero mejorada. 3)
Hay momentos de la película que están bastante simpáticos, especialmente los
que involucran a Pilaf y sus secuaces. 4) Es interesante que esta película
llegó a nuestro país y doblada al español por casi todo el elenco original
gracias a la presión e insistencia de los fans a través de las redes sociales.
Creo que es positivo que nos demos cuenta de nuestro poder como consumidores.
5) Gracias al éxito internacional en taquilla de esta película, se habla de que
se harán nuevos episodios de DBZ o nuevas películas. Lo que puede ser muy, muy
bueno.
Ahora,
los aspectos negativos: 1) Bills es un villano que queda cortísimo de otros
villanos que aparecieron en la serie. A pesar de su abrumador poder, no llega
en carisma ni a los talones a personajes emblemáticos como Freezer o Cell. 2)
¿Y las batallas apá? La película quedó a deber en lo que respecta a peleas.
Está bien que no todo en DBZ eran golpes, pero creo que la batalla final está chafa.
3) Personajes icónicos como Piccolo,
Krillin o Gohan tienen muy poca participación. 4) Digan lo que digan, Vegeta sí
se sale de la psicología de su personaje con sus intentos por alegrar a Bills. 5)
La película está demasiado larga para lo que cuenta y demasiado corta para lo
que pudo haber contado.
En fin, si fuiste fan de Dragon Ball es evidente que TIENES que ver la película. Y así podrás participar en la batalla más grande de la película, que NO es la que se ve en pantalla. Es la batalla que se da entre los que amaron la película y entre los que la odiaron. ¿Y tú, de qué lado estás?
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